Sunday, September 5, 2010

Y entonces Mogen se fue derechito a la quiebra.


¿Alguna vez escucharon de cuando el Titanic se hundió en su primer viaje, a pesar de que fue anunciado con bombo y platillo como "el barco insumergible"?...

¿O supieron de los españoles que confiadamente lanzaron contra Inglaterra a su "Armada Invencible"... que fue vencida en la primera batalla?

Miren, ésos a los mejor son casos específicos de humor divino; a los dioses no les agrada que uno juegue con palabras como "invencible", "insumergible", "a prueba de fallas" o "el que durará mil años" o "el que jamás será derrotado", pero el caso del que comentaremos hoy es distinto: no nada más se trata de una ironía de manufactura, sino de un riesgo que en realidad, siempre está ahí.

Cada vez que un bebé es puesto sobre una mesa de operaciones para que le corten el 80% de la piel de su pene, existe invariablemente el riesgo de un accidente espantoso.
No sé en qué momento la gente se creyó de verdad que una circuncisión es una cirugía sin riesgos.

No importa cómo se haga, no existe método absolutamente seguro. Acercar innecesariamente un bisturí a los (de momento) minúsculos genitales de un recién nacido es, de entrada, una tontería que no se le debería permitir ni siquiera a un doctor, menos aún si ésto se hace sin ninguna necesidad médica inmediata, apremiante y urgente; pero aún así existen métodos que son más riesgosos que otros.

Cortar directamente, sin utilizar ningún clamp, sin duda es el más riesgoso, pero los clamps como el Mogen o el Gomco tampoco están exentos de riesgo.

Éste es el clamp Gomco



Y éste es el clamp Mogen.


Los clamps, como ya lo comentamos en otro Post, únicamente disminuyen el riesgo de hemorragia fatal, al aplicarle una especie de torniquete a la piel genital del recién nacido (ay qué fantástico, éso no ha de doler nadita de nada). 
Pero de ninguna manera éso significa que los clamps disminuyen el riesgo de accidente. Accidentes como por ejemplo... rebanar un pedazo del glande... cortar demasiada piel y dejar todo demasiado apretado (se traduce en erecciones dolorosas durante la vida adulta)... daño a la uretra... creación de fístulas (o sea que, con el cuchillo te abren una uretra de más)... o incluso cortar todo el glande. De hecho, un accidente común con las pinzas Gomco es el de no verificar bien que todas las piezas sean del mismo tamaño, y que entonces el tubito se deslice accidentalmente hacia afuera... y el bisturí termine cortando donde no debe cortar.


Si un día les interesa virar un poquito más hacia el tema de anatomía y género, pueden checar el tristísimo caso de David Reimer. Él nació como un varón normal, sin embargo, a los ocho meses un accidente de circuncisión lo cambió todo, pues el doctor le quemó todo el miembro con una pistola electro-cauterizante. (¿¿¿¿"Pistola electro-cauterizante"???? ¿Quién inventó éso?... Peor aún, ¿quién sacó una del Museo de la Inquisición y la metió en el cuarto de pediatría?... Miren, no he visto todavía cómo funciona ésa, pero una "pistola electro-cauterizante" definitivamente es una cosa que quiero ver lejos de mis genitales).

David, con ésa parte de su anatomía dañada más allá de lo recuperable, fue quirúrgicamente convertido en una niña y criado como una.

Desde luego, todo el concepto de biología y género va mucho más allá de los genitales, así que el experimento no funcionó. A pesar de que el famoso psicólogo John Money agarró el caso como bandera, para intentar probar su punto de que los bebés nacían "neutros" y que el género era un concepto completamente construido por los padres y la sociedad (que no lo es); eventualmente salió a la luz la verdad del caso, porque "Brenda" Reimer era una muchacha andrógina con vello facial a quien ninguna cantidad de hormonas había hecho sentir femenina. Más tarde trató de volver a convertirse en varón mediante más cirugías. Luego se casó y siguió siendo muy infeliz, luego se suicidó.


El libro sobre Reimer.


El punto es que andar jugando a las amputaciones "inofensivas" en el cuerpo de alguien, y peor aún, en el cuerpo de alguien que no soy yo, y que no ha podido dar su consentimiento acerca de lo que quiere para SU cuerpo, no solamente es poco ético, también es riesgoso, y ya antes ha dado lugar a accidentes terribles. Nosotros sabemos muy bien que el aparato reproductor externo no lo es todo en la vida... pero intenten perder irremediablemente una parte de él, y luego me platican qué tal les sienta eso.


Volvamos al tema.

Ustedes no se enteraron de que ahora, en éste año 2010, la compañía responsable de manufacturar el segundo aparato de tortura que aparece allá arriba, la pinza Mogen, acaba de irse derechito a la quiebra.


¿Por qué?... Por una demanda. Porque usando ésa cosa, a un niño que hoy en día tiene tres añitos, identificado como L.G., le amputaron accidentalmente todo el glande. Y lo irónico del caso es que la pinza Mogen fue difundida como "completamente libre de riesgo y que, usando ésa en lugar de cualquier otra, era imposible provocar ningún accidente".

Y ahí tienen. El niño pierde medio miembro porque algún doctor volvió a aplicar la lógica torcida de que amputar es una buena primera medida de higiene y tratamiento... pero sólo en el caso de los genitales masculinos.

El abogado, de Atlanta, logró ganar la demanda por $11 millones de dólares para la familia... pero la compañía respondió que no podía pagar ésa cantidad, y por lo tanto se está yendo a la bancarrota el día de hoy.
Bueno, ¿y qué?... ¿El dinero qué? ¿Pensaban recortar los billetes y pintarlos color carne para construirle "uno" nuevo al niño?

Ah, es que Mogen Circumcision Instruments of New York ya venía arrastrando otra demanda desde el año 2007, así que ya no puede más y se declara en quiebra. OK, lo menos que se merecen es ir a la bancarrota.


Y es que éstas son cosas de las que deberían enterarse los padres, ¿no?... Son cosas que las compañías aseguradoras que cubren la circuncisión masculina deberían saber, ¿no?... También deberían decirlas, ¿no?... Para que la gente deje de hablar con tanto entusiasmo y desfachatez acerca de lo fácil que se les hace "decidir" que "lo correcto para sus hijos" es una cirugía genital reductiva porque... pues porque sí. Porque se nos antoja. Porque alguien nos dijo que alguien le dijo que alguien le dijo que era bueno para la higiene.

¿Por qué nadie está consciente de que existen riesgos de éste tipo?... Muchísimos menos padres elegirían para sus hijos ésta operación brutal e innecesaria, si supieran que existe el riesgo de un accidente horrendo en una parte del cuerpo donde creo que ningún hombre quiere tener un accidente.

Claro, en el caso de Mogen y su bancarrota y su dinero; al único al que no consultaron fue al niño, el dueño del cuerpo y el único que debería decidir si quiere perder la mitad de la piel del pene... y éso sin ningún accidente, hablo de una operación "normal", exitosa. Ahora, un accidente sólo agrega insulto a la herida, como dicen los gringos.


Ugh. Yo nomás veo esa cosa y me hago bolita en el suelo tan sólo de imaginarla cerca de mis partes. Quien gane dinero vendiendo éso no tiene ninguna ética.

Sunday, July 11, 2010

Sí, también hay bebés que se mueren por causa de la circuncisión.


Me permito traducir éste pavoroso artículo, en vivo y en directo desde Peaceful Parenting, el galardonado sitio Web de Danelle Frisbie, gran activista y chucha cuerera de todos los temas relacionados con el nacimiento y el bebé. Siempre lo he dicho, ésta mujer, con doctorados en psicología y sexualidad, sabe de lo que habla. Cuando la atmósfera amateur y excesivamente subtemática de mi blog los harte, vayan con ella.

El artículo es tan largo que haré un resumen, y la idea central es ésta: en Estados Unidos, entre 100 y 250 bebés mueren cada año por causas relacionadas con la circuncisión rutinaria. Las causas derivadas van desde hemorragias, infecciones, gangrena extendida, o el simple y llano shock (y no me refiero a la definición "romántica" de shock, como cuando decimos que algo nos asombra, sino el verdadero choque circulatorio que rápidamente nos puede despachar para la otra vida, y con mayor razón a un recién nacido), como consecuencia de lanzarle a un corazoncito recién nacido semejante dolor y estrés, y que puede acarrear un peligro fatal.

Entre cien y doscientos cincuenta bebés.
Espero que no me vayan a decir que son poquitos.

Debemos recordar que es extremadamente difícil conocer la cifra real de cuántos bebés son puestos en peligro mortal debido a ésta operación no necesaria y hecha casi completamente por capricho paterno.

¿Por qué?... Porque los hospitales en Estados Unidos ni siquiera están obligados a registrar el número de circuncisiones, y mucho menos registrar a la operación como causa subyacente del fallecimiento de algún bebé. Muchas son disfrazadas bajo eufemismos como "infección", "hemorragia", "shock cardiógeno", "shock hipovolémico" o cualquiera de los síntomas, ya me entienden. No la causa real sino el síntoma.




Debemos imaginar que en México la cosa no ha de ser muy distinta. Los hospitales seguro que tampoco llevan un registro exacto de cuántos bebés son sometidos a la operación... Ya no soñemos con que lleven registros exactos y veraces acerca de si algunos bebés mueren por esta causa.

Por un lado, en nuestro país no siempre es común que se haga en recién nacidos de dos o tres días de vida, como hacen los salvajes de los norteamericanos; sino que muchas veces los papás esperan tres, seis o nueve meses después de nacido el niño. El riesgo de hemorragia fatal disminuye, pero naturalmente sigue ahí el riesgo de infección o de shock. En muchas ocasiones, en nuestro país sí se usa anestesia (no siempre, porque muchos todavía se tragan la de "es que a los bebés ni les duele, mano"). Pero ésto trae un doble filo porque la anestesia puede ser enormemente riesgosa en un bebé, así que al final yo creo que vamos más o menos parejos en cuanto a la proporción de complicaciones.
Nuestro querido, excelso, hermoso y nunca bien ponderado sistema de medicina social muy probablemente también se ha manchado las manos alguna vez con sangre de un bebé que murió, o estuvo a punto de morir, por una operación que no necesitaba. Y también médicos privados, seguramente.

Una cirugía nunca está libre de riesgos potencialmente horrendos.


8 de mayo de 2010

Muerte por circuncisión

Por Danelle Frisbie, Ph. D., M.A.

1 onza de sangre - comparando su tamaño dentro de un vaso con una moneda de 25 centavos.
Un bebé recién nacido se encontrará en un estado de hemorragia crítica si pierde una onza de sangre.



Un bebé sólo necesita perder 1 onza de sangre para tener hemorragia, y sólo 2.3 onzas para morir como consecuencia de ésta pérdida. Ésto puede pasar, y de hecho pasa con alarmante velocidad.

(...)

El prepucio está altamente vascularizado, y sangra al ser cortado, es común cortar la arteria frenular. Los recién nacidos sólo tienen una mínima cantidad de sangre en el cuerpo y sólo pueden tolerar perder el 20% antes de entrar en shock o morir. Un recién nacido varón de 4 kilogramos sólo tiene 340 mililitros de sangre al nacer, 85 mililitros por kilo de peso. Una pérdida de sólo 68 mililitros, 20% de su total, es suficiente para causar hipovolemia. Muchos bebés nacen pesando menos que éso. La circuncisión, desde luego, conlleva un riesgo inherente de shock hipovolémico y muerte.

Por éso muchas veces se utilizan "clamps" (prensadoras o pinzas) en el sitio de la amputación al momento de operar - para evitar el sangrado. Por eso también las pinzas se dejan en el sitio de la herida alrededor de 5 minutos después del corte (lo cual es horrendamente doloroso para un recién nacido, que no puede ser puesto en anestesia general a tan corta edad). El clamp existe para que el bebé no muera desangrado. Por más que queramos prevenir, un bebé sano simplemente no fue diseñado para que se le corten órganos funcionales del cuerpo al nacer, y las consecuencias son más comunes de lo que creemos.

En el meta-análisis estadístico de 1989-2009 los resultados fueron claros: siempre hay más posibilidades de complicaciones, enfermedad, infección o muerte como consecuencia de la circuncisión que como consecuencia de mantener al niño intacto.

En muchas ocasiones, la hemorragia no ocurre sino hasta que los padres abandonan el consultorio u hospital, llevándose a su bebé con una herida fresca. (Ojo con ésto, papás mexicanos:) Los pañales desechables modernos, especialmente los populares "absorbentes" que tan comunes son en la cultura infantil de ahora, esconden fácilmente una o dos onzas de sangre de una herida abierta. Pensamos en culpar a los padres: "¡Debieron VER la sangre y correr con su hijo a Emergencias!"... Pero no siempre podemos ser tan rápidos para culpar a los padres malinformados, que merodean entre los mitos del corte genital.

Primero, nadie le dice a ésos padres que el bebé puede tener hemorragias y que existe la posibilidad de muerte.

Segundo, rara vez están enterados de las complicaciones que surgen y de cómo se ven.

Tercero, hasta dos onzas de sangre son fácilmente escondidas por un pañal desechable superabsorbente, y para cuando se descubre puede ser muy tarde.

"Decidimos poner ésto a prueba y mojamos un pañal Huggies desechable que ya había sido ligeramente "usado" (con orina, sí, ésto fue un experimento de ellos en Peaceful Parenting, no vayan a creer que fue mío), con 2.5 onzas de sangre (más de lo que necesitaría perder un bebé para tener una hemorragia peligrosa). Los resultados nos asombraron. No hay manera de saber que el bebé está desangrándose cuando tiene puesto un pañal desechable. Y toma muy poco tiempo para que una amputación recién hecha pierda ésa cantidad de sangre."



El pañal que contenía las 2.5 onzas de sangre, por fuera...

... y por dentro.

Cuarto, (y atención, porque ésto SEGURITO que aplica igual para México), los hospitales son rápidos para esconder sus errores, y en nuestra cultura pro-corte genital se continúa propagando mitos acerca de cuán riesgosa es en realidad la circuncisión, subestimando los riesgos y acallando las historias trágicas. Los padres rara vez hablarían abiertamente de la muerte de su hijo debido a una circuncisión, porque éso sería admitir que una operación innecesaria y cosmética mató a su niño.

Finalmente, casi nunca se oye que un abogado tome el caso de un niño muerto por ésta causa, porque en nuestra sociedad los recién nacidos sencillamente no son valorados.

Por eso continúa el círculo de ignorancia.

No sabemos cuántos mueren en realidad porque las muertes son drásticamente sub-reportadas. Puede ser registrada fácilmente como "muerte de cuna", "falla cardiaca" (¿saben cuántos bebés en verdad nacen con fallas cardiacas fatales, algo que de verdad los mate?... Como uno en cada tropecientosmil), "epilepsia", "coma", "hemorragia", "shock" o "infección", pero sin necesidad de ahondar en los detalles... y los detalles son un trauma físico como resultado de la amputación genital.

Se calcula en alrededor de 230 bebés al año, muertos como consecuencia de la circuncisión. Los hospitales reportaron aproximadamente 117. Pero no somos los únicos en estimar que podrían ser, por lo menos, el doble.

Es también muy inquietante el hecho de que la Academia Americana de Pediatría difunde ampliamente advertencias acerca del ahogamiento como una de las más altas causas de mortalidad en niños, a pesar de que muchos más niños mueren por circuncisiones que por ahogamiento.

(...)

¿Dónde está la advertencia de la AAP?

Uno de ésos bebés fue Ryleigh McWillis, que murió como resultado de una circuncisión.

Ryleigh empezó a sufrir algunas de las consecuencias típicas de la amputación de un órgano a su frágil cuerpo, pero fue revisado por un doctor y enviado a casa. Sus padres lo notaron "molesto" todo el día (de nuevo, normal para un bebé al que se le acaba de cortar 1/3 de la piel del pene - el síndrome de estrés postraumático es común en bebés circuncidados, sobre todo si se hizo sin anestesia). Por la noche había sangre en su pañal, pero sus padres no se preocuparon demasiado. Su madre dijo que la sangre "estaba de color más bien rosado, diluida por la orina". La madre estuvo sentada toda la noche sosteniendo al niño, y al cambiarle el pañal por la mañana nuevamente había sangre. Lo llevaron al hospital, y para el mediodía estaba siendo transportado por vía aérea al Hospital Infantil de British Columbia.

A pesar de las transfusiones, solución salina, antibióticos e intentos de resucitación, el niño de un mes de edad, nacido perfectamente sano, murió. Todo ésto por una operación innecesaria y cosmética.

Es infrecuente que éstos casos salgan en las noticias o se permitan entrevistas, pues la culpa que deben sentir los padres es abrumadora. De por sí los padres de niños que sobrevivieron sin problemas, sienten culpa al enterarse de todo lo que la circuncisión le quita al niño y al hombre en que se convierte. Los padres de Ryleigh, en lo que parece ser una intensa negación de la situación que mató a su hijo, afirman que si tuvieran otro bebé varón, probablemente elegirían circuncidarlo también.

Aquí insertaría un comentario sarcástico y mordaz, si el tema no fuera tan horrendamente serio y triste.





Sunday, July 4, 2010

¿Y qué diferencia hace para ÉL?

Intenten iniciar ésta conversación con cualquier persona que piense que un padre, o una madre, tiene el "derecho de decidir" hacerle una amputación genital a su hijo.

Y es que así suele ser, ¿no?... En nuestro país, en Estados Unidos, en buena parte del mundo Occidental y en el Medio Oriente y entre las principales religiones del mundo, impera la idea de que los genitales de un niño son propiedad de sus padres, para decidir alterarlos irreversiblemente.

La gente honestamente, auténticamente ha caído en el engaño de creer que, dado que la circuncisión masculina es "buena" o "necesaria", o en el mejor de los casos "irrelevante"; entonces los padres tienen el derecho de "decidirla" para sus hijos.


Jamás se nos ocurre que ésta decisión, por alterar el cuerpo masculino y alterar la sexualidad de una manera importante, le corresponde solamente al dueño del cuerpo. No. En verdad creemos que la decisión es del padre o de la madre o del seguro médico...




Pregúntenle a ésa persona: "Oye, y cuando un niño nace, ¿quién es el que decide hacerle la operación?... Hagan la pregunta de manera inocente, como si no supieran la respuesta.

Por supuesto, el individuo contestará que: "la mamá" o "el papá", o ambos, con toda lógica.

Después pregúntenle: "Oye, ¿pero y qué pasaría si un doctor decidiera operar al niño sin el consentimiento de los padres? ¿Estaría bien? ¿Sería ético?"

Lo más probable es que la persona se horrorice y diga algo, similar a lo que a mí me dijo en su momento la persona con quien tuve ésta conversación (que por cierto es una amiga cercana a quien quiero muchísimo, pero en fin, el choque ideológico llega cuando uno menos lo espera), algo como ésto: "¡¡¡Ayyyy no!!! ¡Eso no estaría bien! ¡Éso sería una negligencia médica!"...

(Por cierto: sí, sí se han dado casos, en Estados Unidos se dan todo el tiempo, vean el caso número 6 y el número 10 de ése link... ¡23,000 dólares de demanda!).


Claro, sería negligencia médica. Pero les tengo una mala noticia. Hacer, por ganar dinero, la voluntad de unos padres necios o ignorantes o malinformados, que creen que su hijo necesita una amputación genital porque sí, y ya, o porque así es como se nos antoja que va a quedar limpio y bonito, también es un gran pedazo de negligencia médica. También debería serlo.


Aquí viene la pregunta del millón.

¿¿Y éso qué diferencia le hace al niño??

¿Al niño qué más le da quién haya sido la persona que tomó la decisión? ¿Qué más da si fue su mamá, su papá, un doctor, un mohel de barba y trencitas, un sacerdote, o una mujer del desierto que pastorea cabras y empuña un cuchillo? ¿O un ritualista salvaje mutilador de niños africanos? ¿A él qué diferencia le hace?...
Para el niño, el resultado es el mismo. El resultado es que tuvo que aguantar una mutilación genital dolorosa, muy posiblemente innecesaria, y no consentida por él, por el dueño del cuerpo.

¿Qué?... ¿Cuál va a ser la diferencia cuando crezca?... Que en vez de escuchar a sus papás decir algo como "Claro m´ijo, así está más limpio, más bonito y más saludable", los va a escuchar decir "Ni cuenta nos dimos a qué horas te la hizo el doctor, no nos pidió permiso".

Ésa es la diferencia.
O sea, ninguna, porque su cuerpo sufrió lo mismo.


Ésta es una gran imagen, y la frase es muy poderosa. La traducción al español no es fácil, por ser una expresión coloquial en inglés, que quiere decir algo como: "Lo que es bueno para uno, es bueno para el otro, y para el otro también... Una niña tampoco lo recordaría. Cuestiona la circuncisión".


Papá, mamá: asumir que tu hijo, al crecer, va a tener una opinión idéntica a la tuya con respecto a la amputación genital, con respecto a su cuerpo y a la necesidad de cortarle un trozo de los genitales, es por lo menos peligroso. Es gratuito y está excedido de una confianza temeraria. ¿Por qué?... Porque es su cuerpo. Es su derecho. Ningún padre debería tener que tomar ninguna decisión, porque ésto ni siquiera lo debería poder decidir un padre. La inmensa mayoría de las circuncisiones que se hacen en nuestro país, en otros países y en el mundo, no son necesarias. Aunque el doctor diga que lo eran. Claro, que para él es "necesaria" cualquier cosa que le infle los bolsillos y le inyecte la cartera, (a ése paso, las mujeres también vamos a "necesitar circuncisiones" cada vez que nos dé una infección. Que hay crisis económica, caray). Y dado que no son necesarias, son un pisoteo al derecho del niño de conservar su cuerpo íntegro.




Doctor: ¡¡tu paciente es el niño!! ¡No su padre ni su madre ni mucho menos sus caprichitos estéticos y sociales!... Es el bien del niño el que debería ser prioridad.

Y el niño, a menos que tenga un problema gravísimo y fuertísimo y rarísimo (ver éste otro Post), no necesita ni quiere una circuncisión. La prueba es que muy pocos hombres eligen por su propia cuenta circuncidarse cuando son adultos (los hombres que han sido engañados para creer que "necesitan una" por algún motivo "de salud", son otro boleto).

Pensemos ésto. El niño, casi con toda seguridad, no elegirá una circuncisión para sí mismo. De que hay casos, los hay, pero son bastante escasos. Y hay una razón para éso. Duh.

Sunday, May 2, 2010

Odiosas comparaciones: Mutilación Genital Femenina podría volverse legal y aceptable.


Y ahora, en contraste con el Post anterior, parece que el mundo viaja en dirección opuesta. Ésto es inquietante, mucho más de lo que parece.


Mientras el mundo estudia, trabaja, duerme y se prepara para la Copa del Mundo, una nueva noticia que no ha dado aún suficiente de qué hablar, resuena en algunos pequeños grupos médicos, activistas y legalistas de Estados Unidos. Resulta que, mientras unos cuantos se esfuerzan como locos (concretamente ellos) para hacer que su petición de ilegalizar la Mutilación Genital Masculina sea escuchada, otros tantos doctores miembros de la Academia Americana de Pediatría (AAP) ahora en éste mes de Mayo de 2010, abogan por legalizar la Mutilación Genital Femenina.

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Su alegato es el siguiente; y perdón por usar la palabra "alegato" porque más que una charla de Starbucks fue una desafortunada postura oficial, aquí les va resumidito, molidito y en la boca:

En el mundo hay culturas que realizan mutilaciones genitales femeninas. No todas son igual de graves; de hecho, en Occidente tendemos a escuchar únicamente acerca de la más grave (el Tipo 3, que incluye el corte casi total de los labios mayores y el cosimiento de la vagina), y que en la práctica es el menos común. La mayoría de países musulmanes y africanos que practican circuncisiones femeninas tan sólo hacen un corte del capuchón clitoridiano (prepucio femenino) o corte del clítoris, pero sin cortar partes de los labios ni coser la vagina. Como éste es un fuerte problema cultural en Estados Unidos, ya que muchos grupos de inmigrantes mantienen lazos con esta práctica e insisten en realizarla, nosotros los pediatras gringos debemos ofrecer que sea legal en nuestro país la alternativa de realizarles a las niñas y recién nacidas un corte pequeñito, una "muesca" en el clítoris, que ni siquiera sería más grave que las perforaciones de orejas en las niñas. La opción de ofrecer ésta muesca es ilegal hoy en día, gracias al Acta Contra la Mutilación Genital de 1996, pero éso podríamos cambiarlo. Ésto, con el fin de mostrarnos sensibles a su cultura, construir confianza entre hospitales y grupos inmigrantes, mostrar respeto a sus tradiciones y sobre todo evitar que las niñas sean enviadas de vacaciones a su país de origen a que las mutilen de una forma más grave. Además, debemos recordar que los padres ya cuentan con el derecho de decidir circuncisiones rituales cuando se trata de infantes varones.

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La verdad es que nuestras reacciones han sido lentas, y éso es porque nos hemos quedado sin una palabra. No podemos creer lo que leen nuestros ojos.

¿¿Es que me engaña mi vista?? ¿Acaso soy presa de alucinaciones? ¿Así que el siguiente paso será legalizar la Mutilación Genital Femenina, todo en aras del relativismo cultural?

Éste va a ser un Post largo.

Y pecaré de poco original, porque antes que nada me gustaría dejar oír las voces de otros activistas con los que me mantengo en contacto; que han hecho comentarios muy variados al respecto. (Sin apellidos para proteger su privacidad):

James dice: Qué grupo de personas más grotesco, doblemoralino, y emocionalmente desconectado. Su "Comité de Bioética" debe ser una broma enferma.

Laura dice: Si a nuestros varones ya les estamos haciendo una cosa peor, por qué no se volvería legal hacerles algo "más inocuo" a nuestras niñas. Somos hipócritas - ¡¡tanto la Mutilación Genital Masculina como la Femenina deben ser ilegalizadas!!

Jennifer dice: Por supuesto que la circuncisión masculina y la femenina iban a ser puestas en un plano de comparación. Mientras en Estados Unidos le hagamos lo mismo a los varones, no tenemos voz, no somos quiénes, para criticar a las sociedades que mutilan a las mujeres.

Nickolas dice: asqueroso, tan sólo para seguir justificando la circuncisión masculina, y apoyándola con mitos y mentiras, ahora la AAP busca debilitar la ley contra la Mutilación Genital Femenina.

Guggie dice: se le llama "círculo vicioso" por una razón.

Danelle dice: el corte genital no consentido en hombres y en mujeres es una grotesca violación a los Derechos Humanos.

Enith dice: no sólo la AAP quiere continuar cortando pedazos de los bebés varones, ahora también de las mujeres. Repulsivo.

Ésta humilde servidora dice: Madre mía de mi alma.



Y dado que será un Post largo, será mejor dividirlo en subtemas:

  • No atacamos a los grupos culturales, ni a las personas como tal.
Lo único que puede ser atacable son las ideas, y sí, también las tradiciones.

Hay que retomar ésa idea peregrina que lanzó la AAP: "es para respetar sus tradiciones". Y discúlpenme pero, ¿todas las tradiciones son respetables? ¿La tradición hindú de quemar a la viuda junto con el recién fallecido esposo era respetable? ¿La tradición árabe de matar a las mujeres deshonradas es respetable? ¿La tradición mexicana de que la mujer no debe trabajar fuera de casa es respetable? ¿La tradición nórdica de salir a masacrar focas bebés a palazos es respetable? ¿La tradición china de inutilizar los pies de las niñas era respetable? ¿La tradición, china también, de abortar bebés niñas por ser niñas tiene algo de respetable? ¿La Mutilación Genital es respetable?... NO. Los que sí son respetables son los hindúes, los nórdicos, los chinos, los israelitas, los americanos, los árabes, los africanos como personas. Pero sus ideas y sus tradiciones no tienen por qué ser respetables; no cuando atentan contra Derechos Humanos que al planeta le ha costado una vida razonar, pergeñar, enseñar y defender.

  • Ése peligroso, peligroso relativismo cultural.

Además de los intactivistas a los que ya cité allá arriba, aquí quiero citar a un personaje admirable que ni siquiera tiene nada qué ver con éste tema. Quiero citar a mi amigo Judas Ishkarioth, gran pensador y agnóstico, uno de ésos pasajeros maestros que tanto me enseñaron en un antiguo foro filosófico y libertario en el que participé durante años. Para eso primero me cito a mí misma, con un comentario que publiqué en Facebook recientemente:

Clara Franco El problema de tratar de buscar un mundo feliz y la plena tolerancia, es que el relativismo cultural puede ser una cosa MUY peligrosa. Para no herir susceptibilidades, somos capaces de aceptar las costumbres sociales más horrorosas. Como lo dijo en un soberbio artículo sobre la filósofa Hipatia mi buen amigo Judas Ishkarioth, subestimamos la capacidad humana para la barbarie, la atrocidad, la irracionalidad y la completa estupidez. Para muestra basta ésto: La Academia Americana de Pediatría, con tal de encontrar razones para seguir justificando la mutilación genital masculina (circuncisión masculina), está reconsiderando su política sobre la Mutilación Genital Femenina, y parece que ahora opina que la modificación genital en niñas NO ES TAN MALA DESPUÉS DE TODO!!!! =)
http://www.prnewswire.com/news-releases/american-academy-of-pediatrics-aap-is-advocating-for-us-pediatricians-to-perform-certain-types-of-female-genital-mutilation-fgm-92871624.html

www.prnewswire.com
American Academy of Pediatrics (AAP) Is Advocating for U.S. Pediatricians to Perform Certain Types of Female Genital Mutilation (FGM).

Aap

Really, AAP? Dedicated to the unhealthy agenda of all its members, maybe?


Y es que dice magistralmente mi amigo Judas: "El error de Hipatia, de Alejandría y previsiblemente el de occidente es el mismo: menospreciar la capacidad humana para la barbarie. (...) Hipatia somos todos los que nos encerramos en nuestras convicciones razonadas mientras otros gritan sus creencias. Hipatia somos los que nos encontraremos, más pronto que tarde, a la barbarie fundamentalista de vuelta derribando nuestras puertas. (...) Hipatia murió porque las personas buenas no están dispuestas a defender sus ideas con sangre, y las personas fanáticas sí. Ese principio universal sigue siendo válido hoy, y el grado de fanatismo de la diferentes comunidades humanas no ha descendido demasiado a pesar de lo que pensemos aquí o de lo que hayamos progresado, como tampoco ha cambiado nuestra aversión como librepensadores a la violencia innecesaria. Pero a lo que no tenemos derecho ya es a callar."


Nos hemos vuelto unos relativistas y éso no siempre es bueno. Creo que en el presente siglo, algunos de los valores sociales más apreciados son la tolerancia, la paz, los Derechos Humanos; éstos son principios que tanto individuos como gobiernos buscan (o al menos dicen que buscan) perseguir. Empezamos a obsesionarnos con lo que es políticamente correcto, porque no queremos ofender a grupo alguno. A los negros no se les debe decir negros, son personas de color. Los discapacitados no son tales, sino personas especiales y distintas. Las mujeres tienen derechos. Los gays no son enfermos sino que simplemente tienen, desde nacimiento, una orientación sexual diferente. Y yo, yo Clara Franco, yo como persona, estoy de acuerdo con todo ésto. Defiendo a muerte los derechos de todos ésos grupos. Pero existen límites, deberían existir límites y por éso el relativismo es tan peligroso: porque a veces sucede que, los gobiernos o instituciones, por andar volteando hacia todos lados, voltean a ver a las mujeres, voltean a ver a los musulmanes, voltean a ver a los homosexuales, para cuidarse de no encabritar a ninguno, y de tanto voltear se les olvida para dónde iban. En ése momento justo es cuando se vuelve peligroso. Los Derechos Humanos no pueden ser relativos, o estamos fritos.


Claro que defiendo la tolerancia, la convivencia social y racial y sexual y nacional mixta; y el respeto a las personas y el respeto a las tradiciones... Siempre y cuando ésas tradiciones consitan en comidas, cantos, juegos, retos corporales razonables, artesanías, arquitectura, campamentos en la naturaleza o cosas por el estilo. Una tradición que consiste en mutilar partes del cuerpo, aterrorizar a bebés y niños, y disfuncionalizar órganos sexuales sanos, no tiene nada de respetable. Y creo, siento, que nuestra obligación es decirlo. Tal vez no con ello logremos hacer que desaparezca. Pero tiene que haber alguna voz disidente, al menos, por lo menos para hacer notar que ésa tradición está haciendo un daño a alguien, y que habemos quienes nos damos cuenta.

  • La ausencia de control médico.
Dice la AAP: ésta será la opción más culturalmente tolerante y además, será más seguro para las niñas. "Una pequeña muesca, un pequeñísimo piquete tan sólo para sacar sangre". La pregunta del millón es: ¿y realmente los padres quedarán satisfechos con éso? ¿Padres y madres acostumbrados a deshacerse del clítoris entero, se conformarán con una muesca? ¿Quién va a estar ahí para verificar que sea sólo la mentada "muesca"?

A ver, aquí tenemos una paradoja. Tratan de hacerlo pasar a la vez como un procedimiento leve, casi inofensivo, pero también uno que dejará a los padres satisfechos. ¿Y cómo nos aseguramos de cuánta sangre será suficiente para los padres? ¿Qué tal que, ya estando dentro de la sala de operaciones, y ya entrados en gastos, deciden recorrer el bisturí medio centímetro y quitar TODO el clítoris? ¿ENTONCES SÍ es mutilación, pero ANTES no lo era? ¿O sea, cómo?... oO



Es como cuando la administración de Bush legalizó "ciertos tipos leves" de tortura. O como cuando los muhaidinnes árabes hablan de que a la mujer se le debe pegar "sólo un poquito". ¿Quién diablos puede controlar éso? ¿Quién diablos fija los límites al centímetro y al detalle?... Si la práctica es legal, entonces es legal y se acabó. Nada de "poquitos". En cuanto se vuelva legal hacerme una muesca en mis partes nobles siendo yo una bebé indefensa, ya nada cuesta mutilar un poco más.

Por otro lado, que alguien me explique cómo es eso de que "dar un pequeño piquete, que saque un poco de sangre", tiene algún tipo de dizque consecuencia benéfica, incluso alguna documentada mediante mitos y cuentos de hadas como sucede con la circuncisión masculina. Lo que quiero decir es: ¿cómo les van a hacer tragar a los papás el cuento de que ése piquete "basta" para la higiene o la salud o los propósitos que ellos buscaban?... ¿Saben qué?... No me gusta decir ésto, pero yo no puedo más que llegar a la conclusión de que, si lo único que los papás quieren es ver sangre en los genitales de sus hijos, entonces tenemos un caso más bien de pedofilia social y colectiva. A los padres sencillamente les encanta andar metiendo mano en los genitales de sus hijos. ¡De verdad!... No pueden dejar de hacerlo, simplemente no pueden dejarlos en paz. Que si el prepucio hay que retraerlo a la fuerza desde bebés, que si se le tienen que hacer "los ejercicios" al bebé varón (¿¿"ejercicios"??), que si a la niña hay que cortarle un poquito. Un buen puñado de culturas del mundo simplemente no podrían cooperar con la idea de dejar las partes pudendas de sus niños en paz, pero la respuesta tampoco es darles permiso de que "muesquen" a su antojo el clítoris de la niña y circunciden al niño con un pelador de papas musical de Bob Esponja (¡"Hey, al menos es un instrumento infantil y alegre... y es musical!")


(Musical como ésta señora que le chifla y canta a la niña mientras la torturan).

Imagínense, si a mí me pueden llamar "obsesiva" por hablar a favor de que se dejen en paz y no se toquen ni se dañen los genitales de los niños, ¿cómo le llamaremos a la gente que aboga por cortarlos?... Peor de todo, ¿cómo diablos podríamos meternos a controlar cuánto les van a cortar?

  • No es por el cuerpo, es por el consentimiento.
Nosotros "respetamos el cuerpo de los niños".
¿De verdad?

Vale, hay que suponer por un minuto que tú y yo estamos convencidos de que la circuncisión masculina tiene ventajas. Muchas ventajas. Y la femenina también, ya que estamos en ello. OK, así que tienen ventajas. Es más limpio, evita enfermedades de transmisión sexual, evita excesos de placer y nos vuelve más castos, evita que los niños se escondan centavos entre los pliegues. OK, ésas son nuestras ideas. Tenemos derecho a expresarlas, a dibujarlas y a representarlas con títeres, pero de lo que NO tenemos derecho es de imponerlas a la fuerza en alguien más. Tú tienes derecho a tu opinión, sí, pero no tienes derecho a los hechos y a los datos duros. Y los hechos son que mutilar los genitales de un bebé, obviamente sin su consentimiento, o de un niño, que no puede tener un consentimiento muy crítico que digamos, es una imposición de opiniones, y es dañino y cruel.


Olvídense por un momento de todas las veces que he dicho (con documentos médicos y académicos en mano) que la circuncisión es dañina, que afecta la vida sexual y que causa de hecho problemas sexuales. Aquí ése ya no es el punto.

El punto es otro, y es muy sencillo.

Padre de familia, madre de familia: sin importar si tú estás a favor o en contra de la circuncisión, sin que importe si crees que es benéfica o dañina, tu hijo algún día crecerá y se convertirá en un hombre que tendrá su propia opinión. Y aquí viene la mala noticia: puede que no concuerde con la tuya.

Mientras tú alegremente firmas un formato de consentimiento para que un cirujano pediatra le corte el prepucio, le estás quitando su derecho a decidir si realmente él hubiera querido lo mismo. Y ya. Lo siento, pero no hay lugar para debate u opiniones: impusiste tu opinión sobre su cuerpo. Punto.

¿Que él crece, y las chicas no lo quieren porque tiene un pene intacto y, como ellas son tan tontas, no saben de lo que se pierden?... Perfecto, que se haga la circuncisión entonces. Cuando tenga dieciocho años y él, él, ÉL lo pueda decidir por sí mismo y para sí mismo. Cualquier otra cosa es una opinión impuesta innecesariamente y, pues sí, también una mutilación genital forzosa.



Aquí vuelvo al tema que traté antes, en aquél Post sobre el loco de los tatuajes infantiles: en realidad no es cierto que respetamos los cuerpos de nuestros hijos. Además de las decisiones obvias que los padres naturalmente tienen que tomar, como la lactancia, vacunas, cortes de pelo, alimentación y demás; tranquilamente tomamos otras decisiones innecesarias que afectan el cuerpo de nuestros hijos y ni nos inmutamos: les ponemos aretes, otros les ponen tatuajes, les cortamos las partecillas que "les sobran" o que "son piel extra"... E insisto en que los aretes en las niñas son una costumbre tan aceptada, que yo misma no hablo en contra de éso y ni tan siquiera me molesta que me hayan hecho mis agujeros al nacer. Pero de ninguna manera puedo estar a favor de mutilar partes de órganos sexuales. Lo siento. Y siento hacer notar la hipocresía de quienes piensan que acaso vivimos en un mundo donde se respetan muchos derechos de los niños y que acaso respetamos mucho sus pequeños cuerpos: no, no lo hacemos. No es verdad.

Más bien estamos completamente de acuerdo con modificar sus cuerpos a nuestro antojo, siempre y cuando exista el precedente de que alguien cercano a nosotros ya hizo lo mismo (borregada). Éso puede, a la larga, hacerles un bien o un mal a los niños; pero ése no es el punto. El punto es que hemos caído en un nivel de aceptación cultural tan amplio y - probablemente - peligroso, que estamos dispuestos a aprobar la mutilación genital femenina, con tal de seguir apoyando la masculina. Y éso, gente, éso es algo peligroso.

  • Otros intactivistas opinan: "¡Es lo mejor que pudo haber hecho la AAP para mostrar lo sexistas que somos en cuanto a circuncisiones!"
Y puede que tengan razón. A fin de cuentas, ésta postura oficial por parte de la AAP logró hacer de una forma grosera, repentina y malencausada, lo que muchos activistas hemos tratado de hacer por mucho tiempo: poner a la Mutilación Genital Masculina y a la Mutilación Genital Femenina en un plano de comparación. Y bien dijo Jennifer: no tenemos pico para criticar a ésta última, mientras que nuestra sociedad se muestre perfecta y holgadamente cómoda con la primera.


Debimos verlo venir.

Antes de usar ése argumento (yo lo he usado hasta el cansancio) de que "es que nunca le harías lo mismo a tu hija", debimos recordar que allá afuera hay millones de seres humanos que no piensan. Millones que son irracionales. Como escribió mi fantástico amigo el Judas pensador en su Blog, es que subestimamos la capacidad humana para la barbarie y la atrocidad. Y éso es una cosa peligrosa. El Holocausto acaba de ocurrir apenas en el siglo pasado precisamente porque creíamos que ya habíamos dejado atrás la época de la barbarie y la atrocidad. Y no. Tan sólo para continuar legitimizando la circuncisión masculina, la gente está lista para reconsiderar la mutilación genital femenina. A-lar-man-te.

Sencillamente, la gente no lo entiende. No pueden hacer las paces con la idea de que los dos, ambos, ambos dos, juntos con pegados, uno y otro tipos de mutilación, corte, piquete o como quieran llamarle, en genitales tanto de niños como de niñas, están mal y no son aceptables bajo ningún azucarado y escarchado concepto de relativismo cultural.


Quisiera mostrarme muy optimista, pero el mundo está plagado de gente irracional. Yo sólo puedo pensar que en cuanto algún botarate de bata blanca diga frente a un auditorio, o en una consulta privada, algo como: "pues sí señora, fíjese que ya descubrieron que hacerles la circuncisión a las niñas también es bueno, por higiene y salud", muchos van a estar dispuestos a tomarlos en serio. Y entonces, como han dicho por ahí, habremos dado un gigantesco salto atrás en derechos de mujeres, de niños y en la lucha en general contra la mutilación genital.

Y créanme que los más furiosos con esta noticia son muchos grupos de activistas africanos, de mujeres nacidas en África que se han partido el lomo por terminar con las costumbres nocivas de sus propios pueblos y de su propia gente. Tantos años de luchar ellas en las aldeas de África; para que Estados Unidos, con toda la fresca del mundo, de repente decida que la mutilación femenina siempre sí era buena:

(es una página Sudafricana).


Ésto muestra la verdadera igualdad de géneros. O bien

a) tanto niños como niñas deben ser sujetos a la mutilación genital, ya que les beneficia y es más limpio y sano para sus cuerpos, ó

b) no lo debe ser ni uno ni otro.

Pero lo terrorífico es que el mundo sí está dispuesto a considerar la primera opción como la más válida.




Actualización pertinente, 9 de junio 2010: poco después del escándalo que se fue provocando en periódicos, blogs, noticieros y demás; a propósito de éste gigantesco error, la AAP se retractó a principios de junio de su Postura Oficial con respecto al corte genital femenino.

Ésta noticia ha sido muy bien recibida y ha demostrado la enorme influencia que la presión pública puede ejercer en éste tipo de organizaciones, tanto en Estados Unidos como en cualquier otro país. Las organizaciones académicas saben que sin prestigio y credibilidad, no son NADA. ¡Bien!... ¡El siguiente paso es presionarlos para condenar también la mutilación genital masculina!

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