Sunday, May 13, 2012

La perspectiva femenina de defender los derechos de los varones, parte 1.

El siguiente artículo lo estoy proponiendo para su (posible) publicación en Revista Mujeres. Será interesantísimo llevar a cabo un análisis más detallado de lo que es la circuncisión masculina desde un ángulo feminista, tomando en cuenta sus matices históricos, sociales y de patriarcado.

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Mutilación genital masculina:
La perspectiva femenina de defender los derechos de los varones – Parte 1

            Represento en México a la organización norteamericana NOCIRC, donde tenemos por tema la ética pediátrica, y nos dedicamos a difundir información médica adecuada para evitar la práctica de la circuncisión masculina. 

No vale la pena aquí hundirnos a profundidad en los detalles médicos; baste decir que se trata de una práctica absolutamente innecesaria, rodeada de mitos pseudo “médicos” que impiden verla como lo que realmente es: la amputación, sin indicación médica inmediata, de un tejido genital sano y que no causa ningún problema de salud por el solo hecho de existir. Esta amputación resulta tremendamente dolorosa para cualquiera – bebé, hombre o niño; además de que estudios hechos por diversos investigadores han demostrado que puede tener efectos negativos en la sexualidad y la satisfacción sexual, tanto del hombre como de su pareja (como el que llevaron a cabo Kirsten y Jeffrey O’Hara en su libro “Sex As Nature Intended It”[1]). Un 70% de los varones del mundo, viven su vida entera con genitales intactos y no presentan por ello ningún problema. En la totalidad de Europa la circuncisión es prácticamente desconocida, exceptuando a judíos y musulmanes; y a nadie se le ocurre sugerir que un hombre necesita cirugía por motivo de infecciones, o para tener buena higiene o para prevenir el VPH. 

Más allá de toda ciencia y de los estudios que nos puedan respaldar; la piedra angular de la ética médica que promovemos, es una idea muy sencilla: su cuerpo, su derecho. Paralelamente: no es mi cuerpo, no es mi derecho. Ser progenitor de un bebé varón no me da, no debería darme, per se, el derecho de “decidir” para mi hijo una amputación, nos guste o no la palabra, de tejido genital sano. Tejido que tiene funciones bien definidas aunque hasta ahora permanezcan ignoradas por muchos, comenzando por la propia comunidad médica que sigue definiendo erróneamente al prepucio humano como tejido sin valor. Nadie más que el propio dueño de cuerpo, debe poder decidir qué partes del mismo quiere conservar.

            No es éste el espacio para ahondar, como mencioné, en los detalles médicos, sino en los sociales, culturales, históricos y de perspectiva feminista. Por razones de espacio los iré dividiendo en partes. El tipo de activismo que llevo a cabo es muy peculiar porque me dedico a defender un derecho de los hombres, aparentemente nadando a contracorriente de nuestros tiempos, cuando el discurso sobre derechos ha girado en torno a las mujeres. 

Entre más lee uno acerca de la historia y orígenes de la circuncisión masculina; más se convence de que éste es, por muchas razones, un tema que toca profundamente a las mujeres de las sociedades donde se practica, en variadas maneras. A las madres, a las esposas, a las parejas sexuales, a las doctoras, a las enfermeras. Dentro del conjunto de razones por las que la circuncisión masculina también es un tema de interés femenino, se encuentran las siguientes:

  • Lo que ya se mencionó y que podría resultar más terreno, las razones sexuales. Además de los O‘Hara, también Frisch y Lindholm en el Instituto Danés de Salud Pública[2] demostraron que tanto los hombres circuncisos como sus parejas reportan con mucha más frecuencia problemas de insatisfacción sexual. Esto nos lleva a reflexionar si probablemente la práctica de la circuncisión surgió precisamente de una idea puritana para limitar el placer sexual. Es ilustrativo que hasta el propio rabino Moisés Maimónides aceptó abiertamente, en su libro “Guía Para los Perplejos”, que efectivamente la circuncisión masculina se hace para disminuir el placer sexual – publicado hace casi mil años. Aún hay quienes me dicen que, siendo mujer, “no puedo opinar” acerca del pene que es un órgano que no tengo y jamás tendré. Pero si mi sexualidad puede verse afectada ¿por qué no iba a tener yo una opinión al respecto?

En las partes siguientes continuaré analizando las razones por las que la circuncisión masculina también es un tema femenino, continuando sobre todo con las razones sociales, culturales y patriarcales que dan para mucha más amplia discusión.

(Próxima parte: Razones de mortalidad y comparación con mutilaciones femeninas)
Lic. Clara Franco


[1] O´Hara, Kirsten y Jeffrey. Sex As Nature Intended It”. Turning Point Publications, EUA 2001.
[2] Frisch MLindholm MGrønbæk M. “Male circumcision and sexual function in men and women: a survey-based, cross-sectional study in Denmark.”. International Journal of Epidemology. Oct 2011; 40(5):1367-81.






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